Todas las mañanas, cuando voy al colegio andando con mi padre, pasamos por un parque que se llama “Jardines de Gloria Fuertes”.
En ese parque siempre hay mucha gente paseando a sus perros.
Un día, cuando volvíamos del colegio, nos encontramos con mi amiga Marta y su padre. Nuestros padres comenzaron a hablar.
Marta y yo aprovechamos, les pedimos permiso y entramos en el parque a jugar.
Nos llamó la atención una señora alta, fuerte y alegre. Paseaba un gatito atado a una correa. La señora era muy peculiar. Se sentó en un banco, sacó un libro y empezó a leer y a acariciar a su gatito “Mequetrefe”. La señora se dio cuenta de que contemplábamos la escena y preguntó:
– No os da miedo “Mequetrefe”, ¿verdad?
– No, sí es un gato pequeño -dije yo-.
– Enano, -dijo Marta-.
– No es un gato pequeño ni enano, es que lo miráis de lejos -dijo la señora-.
En ese momento se acercó un bóxer bajito que no paraba de estornudar y toser. Llegó con su amo, un señor alto, delgado, calvo y con una camisa rosa. El señor Polo era su nombre.
La señora comía unas pequeñas y apetitosas manzanas rojas que guardaba en una bolsa y le ofreció una. El señor Polo aceptó la invitación, comió una manzana y otra se la tiró al perro.
– ¿Os gusta la fruta o preferís chuches?
– Yo os ofrezco manzanas y ciruelas, para que crezcáis sanas y no locuelas -nos dijo la señora-.
Eran las manzanas más ricas que habíamos probado en nuestra vida.
Otro día, que además era el cumpleaños de Marta, también fuimos al parque. Allí estaba la señora, y al enterarse de que era el cumpleaños de mi amiga, abrió su bolso y sacó un precioso ramo de flores de papel.
– Aunque sean de papel las flores, es lo mejor para no tener nunca ni tristeza ni mal de amores.
Sin embargo, vimos a la señora triste. Le preguntamos qué sucedía.
– Nada, nada, sólo que algún día me marcharé al barrio de la alegría.
Llegó el verano y pasaron varios meses hasta que pudimos regresar al parque. Y, al volver, no vimos a esa peculiar señora que hablaba en verso y nos regalaba cosas bonitas.
En otra ocasión, coincidimos de nuevo con Marta y su padre, y mi amiga y yo nos acercamos al parque.
Vimos al señor Polo y a su bóxer marrón llamado “Ruiditos” y le preguntamos por la peculiar señora.
– ¿A quién os referís, a la señora Gloria?, -exclamó el señor Polo-.
– A la dueña de “Mequetrefe”, -dijimos-.
– La señora Gloria Fuertes, una buena y amable persona, -dijo el hombre-.
– ¡Vaya nombre más raro, se llama como el parque! ¡Qué pena no volver a verla!
GLORIA, es como una noria, divertida y convida, ella escribe maravillas.
Está llena de alegría y de mucha armonía, pura paz, porque es capaz.
Y, FUERTES, porque disfrutar de sus poemas es una suerte.
Inés Pantoja Menéndez
(Tercero de primaria, 8 años)
¡Qué bonito Inés, qué bien escribes!…
Muchas gracias por compartirlo y un beso muy grande.
Es una preciosidad!!! Que vocabulario tan extraordinario para su edad! Enhorabuena Ana! Tu sobrina seguirá tus pasos 💕💕
Qué bueno Inés, como diría el abuelo Rafael, qué Arte!
Eres un ejemplo para la juventud de hoy en día que solo se entretiene con la realidad virtual y no pueden ver la verdadera realidad que Dios nos ofrece cada día. Como se dice en inglés: I am proud of you. Sigue escribiendo mi niña.
Yo también estoy muy orgullosa de ti, Inés.
Grandiosa pequeña escritora.