¡Feliz día del libro!, ese amigo que siempre nos espera…
Las calles están vacías, el aire es más limpio y puro.
Ahora, se puede oír el canto de los pájaros tan encubierto siempre por el bullicio del tráfico.
Las calles están vacías porque familias enteras están confinadas en sus casas, esperando impacientes a que pase la aterradora pesadilla.
Resignados los más, intentando sacar provecho al tiempo que parece parado ante un engaño.
Esperando que lleguen las ocho de la tarde para romper el silencio con un aplauso unánime, ovación y homenaje al gran esfuerzo
de todas las personas que intentan salvar vidas, y a las que nos protegen y nos cuidan.
Desesperados otros, sufragan su frustración con sus parejas… ¿cuántas habrá que cuando esto termine se habrán roto?
Y, hay personas también que viven solas, sin más contacto ni abrazos que los virtuales pues los reales quedaron secuestrados.
Se sale lo preciso, para adquirir tan sólo lo más indispensable.
Una persona nada más que con disimulado miedo, se intenta proteger y protegernos con mascarilla y guantes
del infame enemigo invisible que amenaza callado sin dar tregua.
¿Cuánto va a durar esta historia que parece una película mal encarada?… campa a sus anchas la insoportable incertidumbre.
Y, nos hundimos cuando cada día nos dan la cifra de difuntos, miles de personas como nosotros a los que se les ha robado la vida y los sueños.
Son nuestros mayores en su gran mayoría, eso es lo más triste y lo que más nos duele,
personas que han construido el presente que teníamos, los que tanto nos han dado y a los que tanto debemos.
Las calles están vacías, sólo algunas sirenas que vigilan…
Ahora, nuestras prioridades han cambiado, nuestros valores ya no son los mismos, algo bueno parece habernos enseñado este macabro virus.
Anhelamos ver y abrazar a nuestros seres queridos, ahora nuestros planes son más sencillos, urge salir al sol, ese sol prohibido.
Maravilloso será sentarse en una terraza a tomar una cerveza con un amigo, pasear por grandes avenidas revividas respirando personas, saludando a la vida, agradeciendo la suerte de haber podido conservarla.
No exigimos, valoramos las pequeñas cosas que teníamos, tiempos de vino y rosas, éramos tan afortunados sin apenas darnos cuenta.
Regresará la vida, seguro, y podremos perdernos por las calles, tomar el metro o un autobús para ver un espectáculo y celebrar los muchos cumpleaños que quedaron sin fecha suspendidos.
Y viajar, y viajar, y viajar…
Muchas serán las cosas que se habrán perdido en el camino, empezando por lo más esencial, el gran número de vidas
arruinadas que tenían un futuro lleno de planes e ilusiones.
Muchos puestos de trabajo también habrán sido demolidos, muchas tiendas quedarán clausuradas
y habrá muchos negocios entrampados que habrá que reflotar con algo más que ánimo.
Pero, hasta que todo esto pase, en este duro camino indefinido, tendremos que demostrar lo que valemos,
atender a las personas que se han quedado desvalidas y ayudar a los que se han quedado sin recursos,
pues todos realizamos la misma travesía.
Tenemos que ser fuertes y ayudarnos para que todo nuestro empuje nos devuelva la rutina perdida, que no será nunca la misma que no supimos apreciar en su justa medida.
Y, cuándo lo logremos, podremos liberar incontables abrazos embargados que quedaron frustrados, atrapados sin salida,
para que partan libres infundiendo la vida.
23 de abril, 2020
Ana María Pantoja Blanco
¿Quién me ha robado el mes de abril?,
cómo pudo sucederme a mí.
Pero ¿quién me ha robado el mes de abril?,
lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón.
(Joaquín Sabina)
Conmovedor y esperanzado!
Gracias por compartir!
Sin palabras. Precioso Ana
A mi me han robado el mes de mi cumpleaños.
Pero eso no es nada comparado con el sufrimiento de la humanidad. Pensemos en que nos equivocamos.
Creo que todos queremos que esto acabe, no perdamos la fe.
Sigamos escribiendo desahogando nuestro corazón. Sigue escribiendo hermana, alguien tiene que contar la historia.
Preciso y real como la vida misma, escrito desde el corazón.
Una reflexión muy certera, con matices realistas, poéticos y esperanzadores, tal y como es la vida para aquel que observa y desmenuza el tiempo pasado, ignorado tantas veces en lo que de positivo tenía, pensado presente que nos sorprende y a veces asusta y entristece, como necesitamos que cambie todo para bien como tú lo cuentas…mañana estará un poco más cerca….ese mañana es el futuro del ahora
Sublime Ana. Has descrito esta horrible situación con una delicadeza y sutileza propias de una poetisa.
Gracias.
Buen trabajo!
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, esperemos que pronto pueda llegar la normalidad a nuestras vidas. Muchos besos, quedaros en casa.