No puedo dormir, ni tampoco comer,
¿no sé qué me ha pasado?
No puedo pensar ni comprender,
supongo que estoy enamorado.
Será el amor como lo cuentan en los versos,
será tan dulce y complicado.
Yo creo que estoy perdiendo la cabeza,
me siento enfermo y trastornado.
Estoy perturbado y no puedo pensar en otra cosa,
la veo en mis sueños entre miles de rosas.
Ansío poder acariciarla y declararle que la quiero,
qué dulce compañera, qué esposa tan hermosa.
Pero sé que ella es para mí inalcanzable,
hay un abismo entre nosotros.
No tengo nada que ofrecerle,
sólo un humilde amor sin nada que le ampare.
Existe una barrera que nos separa,
un obstáculo que me resulta inescrutable.
Estoy desesperado y mis palabras son impenetrables.
¿No sé cómo decirle que la quiero?
Aprenderé a escalar por el muro de hielo
hasta que consiga llegar hasta ella.
Mi corazón ardiente derretirá la escarcha del olvido
hasta que desembarque su amor correspondido.
Sueño el momento en que acariciarla y besarla será poesía,
y en cuando podamos forjar juntos nuestra biografía.
Con el mismo coraje, espíritu y aliento,
con la misma pasión y fuerza, vida mía.
Ya no tengo remedio, estoy tan atrapado…
Cuando el amor penetra y te ha calado,
te conviertes en un ser desamparado.
Es como un grave virus que te inquieta,
no tienes ni sosiego ni reparos.
Conseguir al ser que quieres es tu meta.
22 diciembre, 1998
Ana María Pantoja Blanco
Hermosos versos, con mucho sentimiento.