Sólo puedo envidiar las cosas bellas…
Sólo puedo envidiar a los poetas
que con plumas de oro nos transportan,
a lomos del delirio, a buscar las estrellas.
Envidio el amor en los seres humanos,
los nobles y sanos sentimientos,
el cariño que hay entre padres y hermanos,
el mar, la tierra, el cielo, el sol y el viento.
Envidio a un anciano satisfecho
por haber vivido bien la vida,
por tener una casa y un buen lecho
donde su compañera le espera dormida.
Envidio a los seres inteligentes
que buscan soluciones a los problemas,
que conocen remedios y salvan a la gente,
que realizan sus obras y formulan teoremas.
Envidio el poder emocionarme
escuchando música un día de lluvia,
el disfrutar todas las expresiones de las artes,
un remanso de paz y la cordura.
Envidio a los que saben superar el duro azote del destino,
pues su libre albedrío con firme encono lo decide y,
al mirarse al espejo reflejan una imagen segura,
exigiéndole al tiempo que cure por completo sus heridas.
Quiero oír todos los campanarios repicando,
con sus sonoros ecos despuntando triunfantes al amanecer,
es hermoso conquistar la concordia que se torna en amiga.
Y yo, por la paz conocida, no concibo otra envidia que la vida.
20 mayo, 2018
Ana María Pantoja Blanco
Hermoso poema! 🌹
Qué envidia de vivir la vida!
Un bello mensaje de vida y esperanza!
Que bonita manera, Ana, de interpretar y describir la envidia.