Ayer te vi pasar y no te dije nada.
En la noche vagabas perdida
buscando la mañana y,
no te dije nada.
Ayer te vi pasar y no te dije nada.
Buscabas el frescor de una fuente
donde brotara el agua clara y,
no te dije nada.
Ayer te vi pasar y no te dije nada.
Por entre la maleza andabas confundida
intentando encontrar una salida
que de este laberinto te sacara.
Y, no te dije nada.
Hoy te he visto otra vez.
Te has quedado parada
buscándome en la sombra…
Y yo, sin decir nada.
Al fin, acercándome a ti
te he preguntado:
¿Dime cuál es tu nombre
y qué haces tan callada?
Callada, pues me callan.
Mi nombre es… ESPERANZA.
20 enero, 2003
Ana María Pantoja Blanco
Qué nunca nos falte la esperanza.
Ni tampoco la ilusión.
Muy bonito Ana, cuanto sentir…hay en tus escritos. Un abrazo
Gracias Nathalie, otro para ti…